Lorena y Martin eran un dúo increible, las personas mas unidas del mundo, eran lo que se puede llamar una pareja perfecta. Sus amigos jamás los nombraban por separado, un nombre iba inevitablemente seguido del otro. Las miradas de estas dos personas se encontraban siempre en el mismo sitio, las voces que salían de sus labios cantaban las mismas palabras, sus pensamientos eran gemelos, sus movimientos simétricos. Era imposible no verlos juntos, eran el ejemplo de un amor. Compartían amigos, salidas, diversiones, alegrías, llantos, peleas, reconciliaciones, y siempre siempre estaban allí, juntos. Compartieron besos, caricias, abrazos, miles te quiero, miles te amo.
Lorena era la mujer más felíz, Martin era el hombre más feliz, pero era hombre. Todo parecía ir bien, hasta que su relación color rojo carmín se convertía cada vez mas en un gris. Y si, pasó, la relación se gastó, Martin se cansó, y todo se desmoronó.
Lorena lloró. Gastó 100 soles y 100 lunas en llantos, ya no era la misma Lorena de antes. Sus amigas la veían triste, caída, deprimida, y no había palabra de consuelo para ella, lo único que sanaría su herida sería la misma causa de su perdición, y así esperó, que la aquella espada que le partió el corazón, regrese para sanarlo.
Los llantos se fueron de a poco, su aspecto de tristeza pasó, y una sonrrisa volvió a iluminar su cara, pero todavía su corazón esperaba dentro de su pequeña esperanza.El tiempo pasó, y a su casa no volvió a llevar otro hombre. Su madre, María, notó a su hija le faltaba algo, ese alguien que le brinde amor, ese acompañante de aventuras, y notó también, después de unas cuantas visitas de amigos, que Lorena parecía no aceptar ninguna ofrenda, por mas caballero real que sea. Y un día se sentaron a hablar:
María: -Lorena, qué pasa? He visto últimamente que has recibido muchas visitas, y he visto también otras cosas. Lorena, por qué rechazas estos muchachos tan amables?
Lorena: -Mamá, yo no necesito a nadie, por mas amable que sea. Estoy enamorada, y este amor pertenece solo a una persona.
María: -Estas hablando de Martin?
Lorena: -Sí mamá
María: -Pero hija, tu relación con Martin terminó hace tiempo.
Lorena: -Ya sé, pero yo sigo enamorada, y no voy a bajar los brazos, es lo que yo quiero, lo que yo amo, y voy a pelear por eso hasta conseguirlo. No es lo que siempre me dijiste?.. que debería pelear por lo que quiero? Eso hago.
María: -Déjame decirte algo hija, es cierto, en la vida uno siempre tiene que pelear por lo que quiere, tiene que insistir hasta llegar al objetivo, pero no por eso debes dejar todo lo demás de lado. Tú y Martín ya no estan más juntos, y eso debes aceptarlo. Martín es un chico de 18 años, y como tal esta en edad de formar una pareja o de divertirse si se le antoja, y el decidió divertirse. Mientras tanto, tú te la pasas pensando en él.. de verdad crees que vale la pena todo esto?, Te estas perdiendo de tantas cosas hija, por un solo muchacho. Debes abrir tu corazón a nuevas ofertas, no te estanques.
Lorena: (con las lágrimas en sus mejillas) –Pero mamá, me cuesta mucho olvidarlo, fue el primero y el más importante para mi.
María: -Lo sé, pero esas cosas las sana el tiempo, y al tiempo hay que ayudarlo un poquito, abrite Lorena, dejá que otros te quieran, por qué peleas por alguien que no valora todo lo que eres cuando allá afuera hay otros que seguro te querrán mucho mas. Entiende esto, y no te estanques, si no puedes conseguir algo, sigue por lo proximo, porque si de veras tú tienes que conseguir aquello siempre, de alguna u otra forma lo conseguiras. Pero hazme un favor hija, y piensa en ti, diviértete, deja que te quieran, deja que te ayuden a olvidar a Martin, pero permítelo.
Lorena: -Tienes razon mamá, y aunque me cueste voy a hacerlo. Ahora lo pienso y me siento una inútil pensando en una persona que nunca ha pensado en mi desde que no me tiene en frente.
María: -No es así, inútil tú no, el amor a veces nos hace actuar de manera inútil, pero no se lo permitas. Aprende a manejar tus emociones y a liberarte un poco mas, mira más halla de los horizontes. Tienes a mucha gente a tu lado como para andar preocupándote por semejante muchacho. Déjate ayudar por tus amigos con palabras de consuelo, con palabras para el olvido, déjate ayudar por tu famila con abrazos sanadores, déjate ayudar por nuevos chicos, Lorena, déjate querer por nuevos hombres. Y a los viejos, guárdalos solo como un buen recuerdo.
Lorena: -Gracias mamá.
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